La tarea educativa de nuestro colegio quedaría
incompleta si no hiciéramos alusión a la labor pastoral que
se realiza en él.
El
colegio Nuestra Señora del Carmen es un centro cristiano, abierto a
la población de Finisterre, y pretende, por tanto, mantener los valores
cristianos tanto en los alumnos como en sus familias.
La
labor pastoral comienza en los primeros años de le Educación
Primaria. Los niños de 2º se reúnen semanalmente y de forma
cíclica en la casa de alguno de ellos, donde reciben, de la mano de
las propias mamas, los primeros rudimentos de la fe. En 3º, los niños
se preparan para la Primera Comunión, que se realiza el día
de Corpus Christi para poder acompañar al Señor en la procesión
de la tarde. En este caso hay ya tres catequistas que realizan esta labor.
Son precisamente estos niños los que intervienen al año siguiente
en la danza de la Víctima Pascual.
Una
vez recibida la comunión, los alumnos de 4º, 5º y 6º
de Primaria y los de 1º y 2º de Secundaria siguen, con sus catequistas
respectivos, la formación catequética correspondiente a su edad.
Los
dos últimos cursos de la ESO se dedican a la preparación inmediata
para recibir el sacramento de la Confirmación, que es el momento cumbre
de estos muchachos desde el punto de vista religioso. Este acto tiene lugar,
normalmente, en el mes de mayo,
Un
aliciente importante para la fe de nuestros jóvenes es la convivencia
que se tiene con otros muchachos de la zona en torno a la Semana Santa.
A
las reuniones semanales de catequesis, hay que añadir las distintas
celebraciones eucarísticas que se celebran en momentos específicos
del curso y en las que participan todos los alumnos que han hecho su Primera
Comunión, así como la participación en el sacramento
de la reconciliación en determinados momentos del año. Inculcamos
también la practica de los sacramentos a lo largo del año y
la asistencia a los distintos actos religiosos que se celebran en el pueblo.
El
trabajo pastoral se completa con los coros parroquiales, uno de niños
y otro de adultos, que ayudan a vivir y participar mejor en las distintas
celebraciones litúrgicas de la parroquia.
Hemos
de agradecer a los sacerdotes, hermanos y catequistas por dedicar parte de
su tiempo a esta labor, con el único deseo de formar personas en su
totalidad, tanto desde el punto de vista humano como religioso. Una alusión
especial merecen los antiguos alumnos que se han incorporado recientemente
a esta tarea, por la ilusión que ponen en ella y por saber renunciar
a veces a su propia comodidad. Muchas gracias a todos.